Declaración de Río + 20

Declaración de Río + 20

Por Mario Valls

Sin pena ni gloria.-

No pedir peras al olmo.-

La mayoría de los comentarios señalan que la Conferencia y la Declaración de Rió + 20 pasaron sin pena ni gloria. Eso revela que los comentaristas esperaban que los gobiernos convocados adoptasen una decisión transformadora del rumbo que esos gobiernos siguen.-

Es posible que lo que los gobiernos no hacen separadamente tampoco quieran hacerlo en conjunto. Lo mismo que en el ámbito privado, son pocos los que quieren internalizar el costo de ambiental a nivel planetario.-

Creo que la Declaración de Río + 20 es eso y que el conjunto de los gobiernos no quiere hacer mucho más de lo que está haciendo. Quien considere que deben hacer más debe pedírselo a su Gobierno respectivo.-

Es cierto que materias como la atmósfera afectada por las emisiones de dióxido de carbono y de CFC de todo el planeta, los mares afectados por los desechos y la diversidad biológica afectada por la voracidad de los humanos requieran una acción conjunta de los gobiernos, pero la mayoría de los daños ambientales son regionales o bien locales y son mas bien razones humanitarias las que mandan que se extienda a todo el planeta la buena conducta ambiental.-

Esas razones humanitarias impulsaban a la Resolución 1346 (XLV) que condujo a la Conferencia de Estocolmo de 1972 a decir que ocuparse del ambiente era ocuparse del interés humano como manda la Carta de las Naciones Unidas que proclama que las Naciones Unidas están resueltas "a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad" y en su Capítulo 1 que declara que uno de los propósitos fundamentales de las Naciones Unidas es "realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión".-

Toda la Declaración de Río + 20 auspicia esa buena conducta ambiental individual y destaca su reservada a la propia política de los Estados y también la conjunta a nivel planetario y deja a los órganos competentes acoger la exhortación.-

Creo que la Declaración de Río es eso y que el conjunto de los gobiernos no quiere hacer mucho más de lo que está haciendo. La advertencia es oportuna. Quien considere que deben hacer más debe pedírselo a su Gobierno respectivo.-

Ya la Conferencia de Estocolmo en 1972 evidenció el temor de los gobiernos del mundo a asumir compromisos ambientales. Veamos.-

Salvo el gobierno de Suecia, que desde el final de la IIa Guerra comenzó a tomar iniciativas que mostrasen su vocación democrática había ofrecido en 1967 ser sede de la Conferencia, ningún país demostraba mayor interés por la Conferencia, pero tampoco la rechazaba.-

Los Estados Unidos debatían internamente si la preservación ambiental era oportuna o era más necesario concentrarse en su confrontación con la entonces Unión Soviética y salía de la pesadilla de Vietnam con sus rebeldías intestinas. El Senador Gaylord Nelson, demócrata, buscaba la Presidencia agitando lo ambiental como bandera de lucha; Ronald Reagan, comentarista republicano y futuro Presidente ridiculizaba las medidas ecologistas.-

En los países europeos los técnicos y los estudiantes abogaban por la acción ambiental en cada país y una fuerte pero incipiente corriente de opinión buscaba llevarla al nivel comunitario, lo que finalmente lograría.-

Por su parte la entonces Unión Soviética y por reflejo los países bajo su influencia temían que un excesivo celo ambiental agregase una carga más a su ya comprometido desarrollo económico y social. Sus cuadros directivos tenían plena conciencia de sus problemas ambientales, pero su política ambiental interna había recibido fuertes críticas de sus competidores. Buscaban alguna excusa para no participar y finalmente la encontraron.-

Los países del Lejano Oriente y África se mostraban indiferentes, como se advirtió en las reuniones preparatorias de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano que se hicieron en Bangkok y Addis Abeba.-

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) aglutinó la opinión de América Latina en un seminario celebrado en México del 6 al 11/9/1971. Sus conclusiones fueron, en síntesis que los problemas ambientales de los países en desarrollo eran mayores y más graves que los de los desarrollados, que para resolver los problemas ambientales de América latina es necesario mantener un proceso de desarrollo acelerado y metas ambientales, incorporar consideraciones ambientales a la planificación del desarrollo económico y social, pero evitar la adopción de criterios y normas de países avanzados que puedan resultar inadaptables a normas ambientales inadecuadas o mal aplicadas y generar un costo social desproporcionado.-

China (Continental), que acababa de incorporarse a las Naciones Unidas la aceptó de buen grado y, de paso se diferenció un poco más de la entonces Unión Soviética.-

La propia Secretaría General de las Naciones Unidas manejó estas Conferencias tratando de dar una oportunidad y no una carga a sus gobiernos mandantes.-

La reticencia se explica por el temor de los gobiernos de asumir compromisos que pudieran constituir un obstáculo adicional a su desarrollo o permitir una ingerencia externa en sus decisiones soberanas.-

Por algo temen.-

El documento de Posición de la República Argentina (elDial.com - DC1800) Publicado el 03/04/2012 muestra esos temores.-

Distinto sería la opinión sobre la Declaración de Río + 20 si se tomase como un sinceramiento, una confesión o una auditoría de la gestión.-

Es posible que no pretenda o no haya podido ser más que eso, y que las futuras Declaraciones muestren mejores resultados, pero los resultados no dependen de la Conferencia que las emita sino de los responsables de la gestión ambiental, los individuos, Gobiernos y las organizaciones internacionales.-

Las conclusiones de Río + 20 marcan la necesidad de seguir avanzando en el proceso individual, nacional e internacional hacia una mejor gestión del ambiente.-